Literatura

PRELUDIOS DE UN NAUFRAGIO


PRELUDIOS DE UN NAUFRAGIO

Tuve un sueño; navegaba bajo la luz parda de las islas,
con esa bruma que hace palidecer los días más claros,
con esa lluvia primeriza donde galopan los delfines del viento,
donde caballitos de mar besan los dorados labios de la aurora.
Allí conocí al hombre que calmaba su sed en fuentes ocultas,
tomando de ellas, las ansiadas aguas de la eterna juventud.
Llevaba, entre sus manos, el corazón del niño que fue.
Había vivido entre los teóricos del universo,
aquellos que le exigían morir cada día sobre el rocío:
El hombre de las aguas debe morir eternamente
y renacer cada día como ave Fénix. ” comentaba”
Me decía que había fornicado con mujeres
que yacían sobre sus légamos de espuma;
aquellas que cubrían sus pechos
con la piel de los que las quisieron.
Me dijo que amaba, que había amado
y que mientras moría, seguía amando,
con su corazón de niño entre sus manos.
Me dijo, también, que así morían los hombres
aquellos que bebían sueños y se alimentaban del frío.
Yo tuve un sueño en el que le vi naufragar
con su corazón de niño en las manos del mundo.

NAUFRAGIO

Será ésta la larga noche del naufragio.

Recordará esta noche

la furiosa estela del abordaje.
Será la voz de las tormentas.
Retornará, el llanto, a su silenciosa travesía.
Retornará, la ley de los pasos perdidos.
No volveremos a la hora de las pronunciaciones.
No volveremos a mirarnos en el beso.
Serán estos, los versos que reclame.

Los días pasan y, de ese modo, acarician los relojes.
El minutero se transforma en herrumbre
y las horas, se vacían, otra vez, de vocabularios.
Pasan los días y no te distingo
en la marchita frente de los navíos.
Los días son dedos que advierten
la pronta desnudez de la memoria.
Son gestos que transforman
las tenues luces de la aurora.
Son tiempos que extraigo
de la monótona palpitación de los estuarios.
Son las lágrimas que caen, impasibles,

sobre las agonías de todos los puertos.

Son rosas al vuelo como gaviotas heridas.
Ya pasan los días, no quedan restos del naufragio,
yacen olvidados en la letanía lejana del tiempo.

 


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