18 diciembre, 2016
por Lito Vila Baleato
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No somos un anuncio de turrón

Facebook lleva un par de semanas crispándonos los nervios con vídeos resumen de un 2016 que, con permiso de las dos semanas que le restan, pasará a la historia como el año del Brexit, la victoria de Donald Trump y los casi once meses “sin gobierno” en España. anuncio_almendro

La sangrienta guerra en Siria, los cientos de miles de refugiados que siguen llegando a Europa, el Mar Mediterráneo convertido en cementerio o los diferentes atentados del terrorismo islámico siguen y lamentablemente seguirán acaparando las portadas de los medios en un mundo que hace tiempo que resulta imposible comprender.

El golpe de Estado fallido en Turquía o el terremoto en Italia han sido también tristes protagonistas de un curso en el que se han ido personalidades históricas del último siglo como Mohamed Ali o Fidel Castro. Figuras tan importantes como Umberto Eco, Leonard Cohen, Prince o David Bowie dejan un poco más huérfano al mundo de la cultura en el año que será recordado por el Nobel de Literatura concedido a Bob Dylan.

Además del ya mencionado caso británico, los plebiscitos en Colombia e Italia han tirado definitivamente por tierra aquella máxima de que los referendos se convocan para ganarlos, amén de confirmar la poca fiabilidad de las encuestas.

Aunque los Juegos Olímpicos peor organizados de la historia se celebraron en Rio de Janeiro, la descartada capital española vivió una nueva final madrileña de Champions League que volvieron a ganar Last-minute-Ramos y compañía, con un Cristiano Ronaldo que allanó además su camino a otro Balón de oro convirtiéndose en Campeón de Europa con Portugal al mismo tiempo que hacía sus prácticas como futuro seleccionador nacional.

2017 nos deparará el final del escándalo de Football Leaks, después de que los casos de corrupción (mención especial a los Panama Papers) prácticamente se hayan convertido en triste rutina un año más.

Una vez que ese PSOE que tanto me recuerda a los pollos decapitados por mi abuela corriendo por la eira haya evitado el sinsentido de las terceras elecciones en un año, parece que las cifras y algunos medios invitan al optimismo y la superación de una crisis que demasiados ciudadanos todavía no están viviendo en primera persona.

Aunque a veces me da la impresión de que vivimos en una sociedad tan infantilizada como para que Pokemon Go haya sido el éxito del año, la realidad es que en nuestro país nacen cada vez menos niños (¡Galicia ve disminuida su población en 38 habitantes al día!) y muchos bebés españoles nacen en la diáspora, muy lejos de esa generación de abuelos que sigue manteniendo a flote a tantas familias aún en apuros económicos.

Aunque los emigrantes nos alegramos muchísimo de ver a los nuestros en las ya inminentes fiestas navideñas, no podemos ni queremos conformarnos con ser solamente un anuncio de turrón.

Nosotros #queremosvolver; pero PARA SIEMPRE.

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=HXwdRLolJH4[/youtube]

30 noviembre, 2016
por Lito Vila Baleato
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¡Cómo mola Santiago!

Tras haber disfrutado en pleno mes de noviembre de dos semanas en Santiago (¡ya quisiéramos en España los permisos de paternidad germanos!), ya estoy de vuelta en Alemania con el modo morriña on, añorando aquello que Fredi Leis tan brillantemente pone en verso y canta. scq_nov_2016

Por supuesto, lo mejor de estos 15 días fue poder compartir tiempo con esa familia que también sufre nuestra emigración, pero también me pareció un lujo poder disfrutar de nuevo del Santiago cotidiano, ese día a día “normal”, donde los estudiantes sustituyen a los peregrinos y el ambiente universitario empapa las calles de la ciudad.

Sin esperar las inmensas colas estivales, incluso pude cruzar la Puerta Santa y hacer una breve visita a una Corticela sin turistas. Nuestra catedral no solo sigue siendo el corazón y el germen de nuestra ciudad, sino que es nuestra obra de arte más universal y el símbolo eterno de Compostela.

Ya que es obvio que Santiago es SIEMPRE el lugar adecuado, la suerte (y la invitación del amable profesor de la USC Julio Hernández Borge) me permitió asistir brevemente al Coloquio sobre migraciones organizado por la Cátedra Unesco en la facultad de Filosofía en Mazarelos.

Tampoco perdí la ocasión de visitar la exposición de los artistas gallegos en la diásporaA fronteira infinda” (a veces me pregunto si sufro con la emigración ese síndrome de las embarazadas que ven bebés por todas partes) en el edificio que Abanca tiene en la plaza de Cervantes, a la que sí soy asiduo para visitar la mejor librería de la ciudad y donde María y Pablo Couceiro siempre me tratan como si no me hubiese ido nunca.

No me faltó demasiado para buscar el DeLorean al salir del Salón Teatro tras disfrutar tantos años después de Cineuropa,  con el lujazo añadido de poder asistir a la entrega del premio a Lola Dueñas.  (¡Gracias!)

Además de subir y bajar las calles del barrio de San Pedro, ahora también puedo empujar con orgullo un carro de bebés por esa misma ferradura de la Alameda por la que tanto me gusta correr a última hora de la tarde.

Con balón siguen corriendo, mucho y bien, las nuevas generaciones de mi CD Belvís, a los que pude ver en As Cancelas sumando tres puntos más en su imparable camino hacia el ascenso a primera autonómica. Yo, con mis amigos tendré que conformarme con seguir aprendiendo para no desesperar a mi pareja al pádel. Creo que si ellos no me lo toman a mal es porque les importan bastante más las tapas y las cervecitas de después que el resultado de la pachanga.

Tampoco perdoné una buena comida en A Grella y un buen chuletón de cena con los amigos de siempre en el Gonzaba, comprobando además que si los jueves ya no son lo que eran, nosotros tampoco somos los mismos que en nuestros años más mozos 😉

La visita a la Plaza de Abastos es cita obligada en cualquier época del año; pero lo que sí es diferente en estas fechas es ese olor a castañas asadas que nos envuelve a la altura de las Huérfanas y hasta las Plaza de Galicia para que sucumbamos al cucurucho de periódico de la mítica locomotora en la Rúa Nova.

En mis últimos días todavía tuve ocasión de subir a la Cidade da Cultura para visitar la exposición que conmemora el centenario del nacimiento de nuestro único Nobel gallego, Camilo José Cela, aprovechando además para entrar en las torres Hedjuk, que normalmente están cerradas al público.

No sé si en cada una de mis  donaciones el atento personal del Centro de transfusión del Monte de la Condesa podrá ver el nivel de morriña que llevo en sangre, pero releyendo estas líneas tengo la sensación de que sus valores se me disparan por momentos. Menos mal que ya solo faltan 23 días para las vacaciones de Navidad y poder estar ahí de nuevo…

Hasta entonces, tócala otra vez, Fredi…

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=Hac_KuxXvpU[/youtube]

30 octubre, 2016
por Lito Vila Baleato
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¿Truco o abstención?

315 días y unos cuantos millones de euros más tarde, España, por fin, tiene Presidente. truco-o-trato

Visto desde la diáspora, el espectáculo ofrecido desde aquel 20 de diciembre ha sido por momentos realmente bochornoso. Durante el último año hemos vivido en el Parlamento desde insultos y descalificaciones varias hasta morreos provocadores más propios de un plató de Telecinco que del supuesto hogar de la democracia española.

Esta última semana tampoco han faltado intervenciones polémicas para alimentar de tuits y memes las redes sociales. Si no fuese porque esos cargos electos cobran al mes de las arcas públicas lo que muchos licenciados ganan en un año (¡aquellos con la “suerte” de tener un empleo!), imagino que yo, aún como emigrante, también podría tomarme la investidura un poco menos en serio.

Para mí, a más de dos mil kilómetros de mi casa, lo que ahora realmente importa es que los diputados se pongan a trabajar ya para que el desbloqueo contribuya por fin a revertir la situación actual y el regreso de nuestra generación de emigrantes deje de ser una quimera.

Hecho el trato, confiemos en que esa abstención no se convierta finalmente en truco…

30 septiembre, 2016
por Lito Vila Baleato
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Gallegos esclavos, alienados e ignorantes

¿Existe realmente algo menos democrático que no aceptar la voluntad de la mayoría? ¿Pero acaso no era o povo quem mais ordena? grandola vila morena

Todavía me sangran los ojos después de leer algunas reacciones a los resultados electorales de las elecciones gallegas el pasado domingo, especialmente las que vienen de aquellos cargos públicos que pasan en pocas horas de pedir el voto a insultar a sus convecinos (¡y futuribles votantes!).

A veces pienso que los tweets de algún político recuerdan más a un sms escrito de madrugada en plena borrachera que a una reflexión de un representante público. Pedir disculpas y reconocer un error es, cuando menos, un acto que honra a quien sabe que se ha equivocado.

Que la gallega Carolina Bescansa afirme que si solo votasen los menores de 45 años Pablo Iglesias sería Presidente, no sólo me parece un ninguneo de nuestros mayores, sino una ofensa para toda una generación que trajo la democracia a este país en una Transición que nosotros (los que no llegamos a esa edad) no vivimos o no podemos recordar.

No es que yo pretenda ir de politólogo por la vida, pero creo que la explicación de la victoria de Feijóo el 25-S va más allá de ideologías o de un voto tradicional a ese Partido Popular que pasó parcialmente a un segundo (o tercer) plano durante toda la campaña. Como se puede ver especialmente en las elecciones municipales, la gente suele dar, a la hora de votar, más importancia a las personas que a los partidos.

No se trata de negar errores o la evidencia de que Galicia debe mejorar muchísimo. Una parte importante de la población sigue sufriendo todavía los efectos de la crisis; pero cuando leo los insultos que llegan desde casi todo el Estado, no puedo evitar pensar que aquí no tuvimos ningún Bárcenas ni ninguna Rita Barberá. En Galicia no se dieron los escándalos por el 3%, por los cursos de formación o por los famosos ERE. Considerando quien gobierna en esas comunidades, sorprende que, para muchos, los idiotas seamos los gallegos.

Pero probablemente lo más difícil de tragar desde la diáspora sean las palabras de los que frivolizan en las redes con comentarios del tipo “eu emigro” o “mellor será que emigremos”, que denotan, en mi opinión, una  falta de respeto a todos los que realmente se ven obligados a ganarse la vida lejos de su casa y sus seres queridos. Si todos los que dicen que van a emigrar a causa de los resultados electorales lo hiciesen, quizás podríamos volver unos cuantos de los que estamos deseando regresar.

A ver al final cuántos de esos hacen realmente las maletas…

 

31 agosto, 2016
por Lito Vila Baleato
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Un año sin pisar Santiago

Después de disfrutar de las ansiadas vacaciones de verano (¡tras haber pasado casi un año sin pisar piedra compostelana!), ya estoy de vuelta en Alemania para un nuevo curso escolar recordando aquel verso en el que mi paisano Fredi Leis canta que no hay nada más bonito que vivir en Santiago.un ano sin pisar scq

Las razones para tan largo absentismo son dos nuevos miniemigrantes que me hacen ser todavía más consciente de que este éxodo laboral hace sufrir por igual tanto a quienes se van como a quienes se quedan.

Precisamente cuando en la Carrera de San Jerónimo la clase política de nuestro país demuestra su incapacidad para llegar a acuerdos que nos proporcionen la estabilidad que nos permita regresar a casa, decenas de miles de españoles hacen la maleta y se despiden de madres llorosas en los aeropuertos de todo el estado. Así, mientras nuestro país se dirige a las terceras elecciones en un año, miles de abuelos han de conformarse con la triste realidad de ver crecer a sus nietos a través de una pantalla de ordenador.

Mi padre solía decirme que él había emigrado para que no tuviese que hacerlo yo. Yo insistía siempre en que a mí no me había echado nadie, sino que me había ido voluntariamente para mejorar mi formación y poder regresar algún día a un país que hoy, lamentablemente, todavía nos cierra sus puertas a cal y canto.

Consciente y orgulloso de mi cultura y de mi gente, pero también convencido hasta la médula de mi europeísmo, confío ahora, como padre, en que mis hijos, que han recibido la nacionalidad alemana antes que la española, tengan siempre muy presente su origen. Ojalá ellos sí puedan ver esas puertas abiertas para poder decidir libremente sobre su futuro sin la obligación de tener que vivir huyendo del desempleo.

Nuestros padres nos dieron las oportunidades de las que ellos no dispusieron y nosotros hemos cumplido con la obligación de formarnos, de aprender idiomas y de tener la valentía de construir una nueva vida en el extranjero. Hemos estudiado y hemos trabajado duro.

Hoy, más que nunca, tengo claro que si nuestro país no nos da una oportunidad, la culpa no es nuestra.

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=Hac_KuxXvpU[/youtube]

29 junio, 2016
por Lito Vila Baleato
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Un año más, San Pedro en el extranjero

Antes de que mi barrio se pusiese de moda, mis rodillas ya habían derramado litros de sangre en el antiguo terraplén del actual parque de la Trisca. Mi pequeño cuerpo había consumido el caudal anual del Sarela en la fuente de Campo do Forno y ya había sumado horas de espera a amiguetes o novietas a la escuálida sombra del Cruceiro de San Pedro antes de que nuestra rúa brillase en las portadas de la prensa local. barrio en festas

Ya había marcado más goles que Messi y Cristiano Ronaldo en sus carreras en el antiguo campo de tierra del C.X. Don Bosco (aquel en el que había que regatear la palmera) antes de que la peatonalización de mi barrio fuese tema de conversación entre quienes lo visitan contadas veces al año.

Mis padres llegaron al barrio en junio del 80 y la mayoría de sus vecinos siguen siendo los mismos de entonces o, en su defecto, su relevo generacional. Esas familias que viven en el barrio desde hace décadas fueron los pioneros en el apoyo al comercio local, haciendo la compra en la tienda de Pura, María o la señora Carmen; iban a cenar churrasco al Clodio pagando en pesetas lo que hoy se paga por un bocata en euros y se ponían al día de la vida del barrio tomando tazas de vino servidas por Suso en el Bar Cruceiro, en el Rey o en O Tranquilo.

Si hacía falta un producto de limpieza en casa, tu madre te mandaba a la Droguería Alfonso y si tenías suerte y te habías portado bien durante toda la semana, el domingo igual caía una docena de churros made in San Pedro. La prensa, las fotocopias y el material escolar eran competencia de O Camiño antes de que la globalización y Carlín aterrizasen en el barrio. Los partidos de liga se veían en el Frontier igual que hoy se ven en el Próspero´s y el pelo te lo cortaba Isaac o José porque Milenio todavía sonaba a una de aquellas pelis de ciencia ficción que podías alquilar en el Vídeoclub Cativ.

La comida italiana y turca todavía no habían llegado al barrio, pero los bocatas del Oasis todavía son recordados por aquellos que hoy tanto añoramos el legendario licor café del Mosquito. El Todo a cien anticipaba la oferta del actual Don Euro y la cesta de Navidad del Colegio Vilas Alborada se exponía en el escaparate de Muebles Mundo Juvenil. La Praza oito de marzo simplemente era “la de la Puerta del Camino“ pero en el Bar Sande el número de clientes por metro cuadrado ya era de récord Guiness cuando “improvisadamente“ sonaba la música en directo de Morgan y compañía.

Hoy, cuando desde la distancia veo todo lo que ha evolucionado y la envidiable salud cultural que tiene nuestro barrio, no puedo sino desear a vecinos y visitantes unas buenas fiestas en el que probablemente sea, no me cansaré de repetirlo, el mejor barrio del mundo 🙂

¡Boas festas!

1 junio, 2016
por Lito Vila Baleato
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Emigrantes rogando literalmente nuestro derecho al voto

Los emigrantes (los españoles quizás en mayor medida) nunca han recibido históricamente el trato que merecen. Aunque muchos de ellos sí han llegado a triunfar en sus países de acogida, pocas veces los expatriados han sido profetas en su propia tierra. solicitud_voto

Es obvio que no todas las biografías migratorias van asociadas al éxito y la riqueza, pero hay que reconocer que casi todas las experiencias personales en la diáspora denotan cierta heroicidad, como así apuntaba un humilde Andrés Iniesta tras su mítico gol en Sudáfrica para calificar a quien abandona su país para alimentar a sus hijos.

Resulta triste comprobar el maltrato histórico a un colectivo que tanto ha hecho por el desarrollo de nuestro país; ya fuese con las divisas que mantenían tantas economías familiares o en forma de renovación y modernidad que los emigrantes traían en sus maletas durante los periodos de censura y dictadura.

Los movimientos migratorios hoy han evolucionado y las nuevas tecnologías (¡bendito Internet, benditas redes sociales!) nos permiten mantener un estrecho contacto con nuestros países de origen. Muchos emigrantes españoles de mi generación quizás no conozcan el nombre del alcalde de su nueva ciudad, el apellido del Ministro del Interior o los resultados deportivos del último fin de semana en su nuevo país de residencia, pero posiblemente podrían comentar el tiempo que ha hecho en su región de procedencia, las últimas declaraciones de Rajoy o Pablo Iglesias o si el Real Madrid o el Barça han puntuado en la última jornada de liga.

Si el bolsillo y las circunstancias lo permiten, la nueva generación de emigrantes viaja a CASA varias veces al año, adonde no perdemos la esperanza de volver definitivamente algún día. Ante la evidencia de que no podemos y no queremos cortar ese cordón umbilical que nos une a nuestro origen, no resulta sorprendente que deseemos y debamos contribuir a la elección de los gobernantes del que todavía es nuestro país.

Como si no tuviéramos ya suficientes dificultades con el hecho de tener que enfrentarnos con frecuencia a la burocracia en una lengua extranjera -algo que probablemente no conozca quien no ha vivido fuera de su país-, muchos nos encontramos estos días ante un proceso administrativo (a mí parecer prescindible) para ejercer nuestro derecho y por el que debemos, literalmente, ROGAR el voto.

No son pocos los que, inmersos en sus ocupaciones cotidianas, optan por renunciar a ese deber ciudadano de elegir a los gobernantes que deberían contribuir a que nuestro regreso a casa sea una realidad más pronto que tarde.

Los griegos llamaban idiota a quien no tenía interés por los asuntos públicos. Platón decía que si nos desentendíamos de la política lo pagaríamos con peores gobernantes. Al igual que el resto de ciudadanos, los emigrantes tendremos más argumentos para quejarnos si ejercemos el 26-J nuestro derecho al voto, aunque sea rogado.

30 abril, 2016
por Lito Vila Baleato
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¿Quién quiere volver a un país así?

Desde que en mi último post Julio Iglesias cantase que la vida seguía igual tras la investidura fallida de Sánchez, nuestro país ha seguido la previsible deriva que lo lleva a las nuevas elecciones del 26J y yo sigo sin entender de la misa la media. as paisaxes non se comen

Tal vez el hecho de levantarse cada día a las seis y pico de la mañana para currar (¡bendito privilegio!) en un país gobernado razonablemente bien por una gran coalición (receptor recientemente de casi un millón de refugiados y con una tasa de paro que ronda el 6%) no ayude demasiado a comprender el devenir de nuestro país.

Con Rajoy limitado al papel de don Tancredo, hemos visto cerca de la Presidencia a Pedro Sánchez, cuya lista en Madrid consiguió 6 de 36 escaños como cuarta fuerza política por detrás de PP, Podemos y Ciudadanos. Pablo Iglesias pasó de comunicarle al Rey que debía asumir la vicepresidencia del gobierno a ser el primer político en nuestro país que dimitía de un cargo antes de ostentarlo. Quien sí renunció por sus contradictorias respuestas tras el escándalo de los Panama Papers fue el Ministro Soria, mientras que el nombre del autodefinido sindicato contra la corrupción “Manos limpias” se convirtió en el colmo de la ironía.

Muerto el bipartidismo en el Parlamento, el Atlético de Simeone se empeña en acabar también con las dos Españas de Madrid y Barça, mientras algunos de sus futbolistas (mención especial a Dani Alves) dan en las redes sociales el perfecto contraejemplo a los miles de críos que les siguen.

Aunque nuestra sociedad enveceje a pasos acelerados, nuestros jóvenes siguen emigrando, los escándalos de corrupción se suceden y el paro sigue aumentando (nuevo récord de cinco años y medio con una tasa de desempleo superior al 20%), se celebra que estamos un poquito más cerca de la doble final española en la Champions y en la Europa League.

Mucho te tiene que tirar esa tierra para que tengas tantas ganas de volver a un país así” me decía hace unos días una compañera alemana. “No sabes bien cuánto” le respondí yo.

12 marzo, 2016
por Lito Vila Baleato
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Investidura nivel Sálvame

Aunque yo (lamentablemente) no pago impuestos en España, reconozco que también me indignó ver  el espectáculo en que se convirtió por momentos el debate de (no) investidura de la semana pasada. Incluso, puntualmente, me pregunté si se trataba de “El Club de la comedia“ y si el siguiente en intervenir sería Leo Harlem. la vida sigue igual

Lejos de escandalizarme por un morreo prefabricado o el ofrecimiento celestinesco de su despacho con fines amatorios, lo que de verdad me sonrojó de Iglesias fue la rapidez con la que pasó de cargar contra el PSOE haciendo referencia a la cal viva a ofrecer en apenas horas a Sánchez “el pacto del beso“. Imagino que estas contradicciones son gajes de la memoria selectiva; compartida por aquellos que piden a los familiares de las víctimas de ETA olvidar el pasado de Otegi mientras ellos no se cansan de recordar la tragedia de una guerra civil que ni su generación ni la de sus padres vivió en primera persona.

Ante tales paradojas, ya no parece tan raro que quien puede transmutar de comunista a socialdemócrata en unos meses, también pase en apenas un par de días de hacer un comentario envenenado sobre el abrigo de una periodista a enfundarse un esmóquin para ir a los Goya.

Más allá de la moda, rastas o coletas, yo repito que había entendido el acercamiento de la clase política a la gente de la calle de otra forma. Será que yo soy de esos raros que entiende la identificación con nuestros representantes a través del mensaje, más allá de una  corbata o una camisa sin planchar por fuera del pantalón.

Además, y aunque me considero defensor del uso productivo de las redes sociales, me pregunto si es de recibo que muchos diputados comenten en Twitter las intervenciones de otros parlamentarios en tiempo real. Quizás sea deformación profesional, pero me parece cuando menos discutible este uso de unos dispositivos que no permitimos en nuestras clases cuando alguien (profesor o alumn@) se dirige al resto del grupo.

Ante este percal, todo parece oler a nuevas elecciones. Para que Iglesias (Julio, no Pablo 😉 no pueda poner la banda sonora a esta película con su “La vida sigue igual”, serían necesarios notables cambios. No son pocos los que piensan que Rajoy podría dar un golpe de efecto a toda esta situación cediendo el testigo y permitiendo a España tener un gobierno estable. Seguro es que, al margen de todos los escándalos de corrupción en el PP, la Historia tendrá que reconocerle a Mariano que fue él el Presidente que evitó al país, cuando su suerte pendía de un hilo, la caída al precipicio del rescate.

Lo realmente extraordinario sería que mañana, tras ese encuentro que tiene Rajoy con Alberto N. Feijóo, cambiásemos “Sálvame” por “Sorpresa, sorpresa”.

2 febrero, 2016
por Lito Vila Baleato
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¿Ya no (re)conozco mi propio país?

Quizás es que llevo demasiado tiempo viviendo fuera; tal vez es que nunca lo he conocido realmente; pero lo cierto es que en las últimas semanas me he preguntado varias veces si mi país todavía se corresponde con aquel al que yo, sin perder mi espíritu crítico, tanto anhelo volver.entendiendo_espana

Con el país en su situación actual, no puedo comprender eternas discusiones como la que tuvo lugar a principios de año sobre el paradójico intento de celebrar de modo laico las cabalgatas de Reyes (algo que mi profe de Literatura calificaría de perfecto oxímoron). Aunque todavía no he comprendido por qué nuestro alcalde Noriega no asiste a la Ofrenda al Apóstol o “exilia” al Belén del Obradoiro pero sí festeja la llegada de los tres magos que llegan a adorar a Jesús recién nacido, me parece absurdo perder tanto tiempo y esfuerzo en discusiones estériles mientras nuestro país y nuestros ayuntamientos continúan sin resolver sus verdaderos problemas.

De los resultados electorales del 20D no sé si me sorprenden más los cinco millones de españoles que votan al (¿ex?)comunista bolivariano Pablo Iglesias (a quien le ha faltado tiempo para actuar de modo diferente a lo prometido en campaña, precisamente aquello que él tanto ha criticado) o que el PP haya ganado una vez más holgadamente en la Comunidad Valenciana.

Desde Alemania, donde vivo en primera persona el éxito de una Große Koalition (que cuando menos nos da una lección de unidad y cómo tirar juntos del carro común) me pregunto quién terminará gobernando en España ante el panorama actual, todavía con el esperpento catalán fresco en la memoria y la investidura de un President que no iba en ninguna lista tras la dimisión de Artur Mas.

Finalmente, y como docente, me pregunto los métodos que usará nuestro profesorado para motivar a su alumnado cuando los mejores expedientes tienen que abandonar el país mientras sinvergüenzas como el Pequeño Nicolás ganan 3.000 euros semanales en un reality televisivo.

Mientras en España todavía tenemos una tasa de paro del 21%, los inmigrantes siguen muriendo en nuestras costas, los jóvenes continúan haciendo sus maletas para emigrar y algunos corruptos se las arreglan para eludir impunemente la justicia, se sigue divagando sobre la presencia de un bebé en el Congreso o las rastas de un diputado.

Yo, que pienso que al buen gobernante no lo hacen ni las corbatas ni las boinas, sigo creyendo más en el trabajo conjunto y en aquellas personas con voluntad de mejorar nuestra sociedad, independientemente de que se peinen con gomina, laca o cola de caballo. Si alguien quiere y me puede explicar todo este percal, yo, con toda mi buena voluntad, soy todo oídos…