Estudiar una carrera: ¿vocación o tradición?
“Tener una carrera, un posgrado y aprobar la oposición es como el top. Con esto lo que hacemos es crear niños estresados que creen que si no llegan a esto no valen nada”
Nadie sabe muy bien el motivo, pero todos sabemos que nuestro futuro será la universidad desde muy pequeños. Tal vez sea un boca a boca, un de padres a hijos. O quizás se trate de una creencia popular asentada muy atrás. Pero, lo que está claro, es que son muy pocos los valientes que se atreven a desafiar esta tradición.
Solo en el curso 2019/20 hubo 1.633.358 estudiantes matriculados en universidades españolas. Pero ¿quieren realmente todos ellos cursar estudios universitarios? ¿Por qué lo hacen si no es así?
Salomé Troncoso tiene 34 años. Ha estudiado el ciclo y también la carrera de Educación Infantil. Además, tiene un posgrado en Pedagogía Waldorf y los títulos de monitora y directora de ocio y tiempo libre. Ella, como muchos otros, también decidió hacer una carrera: “Me lo han dicho siempre. De toda la vida era “todos tus primos tienen una carrera y tú no”, tienes que tener una carrera porque sino ¿qué vas a hacer?”, cuenta.
Su pasión era el arte dramático, de ahí que retomara el Bachillerato habiéndolo dejado años atrás. Sin embargo, su decisión final no fue esta: “La orientadora laboral de aquel momento no me puso una pistola en la cabeza, pero me animó a hacer educación porque era lo que tenía salidas”. Con esta premisa solicitó plaza en la universidad “casi rezando que no la cogieran”, aunque finalmente fue aceptada.
Salomé asegura que ahora hay más opciones, a pesar de que la carrera sigue siendo la primera opción que se le plantea a alguien que no sabe qué hacer. Por suerte, cada vez están más extendidos los ciclos y otros tipos de estudios más prácticos que la universidad convencional. Además, el número de titulaciones ha crecido de manera muy notable y cada año nacen grados nuevos que se adaptan mejor a las necesidades y a los gustos actuales.
Y es que se suele decir que de la carrera sales mejor formado y, sobre todo, con más posibilidades de encontrar trabajo pero, ¿es esto cierto?
“He trabajado en bares, como camarera y también en la cocina. He sido monitora en campamentos de verano y en actividades extraescolares. He dado clases particulares y también he impartido cursos de monitor de tiempo libre. Pero, relacionado con lo que he estudiado, solo he hecho las prácticas”, relata Salomé. Una situación en la que se ven muchos estudiantes al acabar la carrera cuando descubren que uno de los requisitos indispensables es la experiencia.
Algo que resulta bastante controvertido ya que ¿cómo alguien recién salido de la carrera va a conseguir experiencia laboral si nunca le dan la oportunidad de trabajar?
Tal vez por este motivo, la única salido con la que se encuentran muchos de ellos es opositar. Una opción fácil de decir, pero difícil de llevar a cabo ya que el número de personas que se presentan, comparado con el número plazas ofertadas es enorme. Razón por la cual conseguir una de las plazas es casi una lotería.
Pero, si con esto fuera poco, las ayudas con las que se encuentran los jóvenes una vez cruzan las puertas de su facultad son pocas. “Lo único que te llega son mensajes del SEPE ofreciéndote cursos que igual no tienen nada que ver con lo tuyo, mensajes para preguntarte qué tal buscando trabajo y mensajes motivadores para que lo sigas intentando”, comenta Salomé. Algo que no resulta muy útil para todos aquellos que buscan, después de muchos años de formación, dedicarse a lo que han estudiado.
Y es que nada en la vida es tan fácil como lo pintan, o al menos no suele serlo. De ahí la importancia de hacer lo que te gusta. Seguramente esa sea la única manera de no cansarte nunca de buscar una salida…
2 comentarios sobre “Estudiar una carrera: ¿vocación o tradición?”
Fantástico articulo
Gracias Pauli🥰