“Me di cuenta de que mi hija Sara no tenía los mismos derechos que mi hijo Gabriel por el hecho de ser trans”

“Me di cuenta de que mi hija Sara no tenía los mismos derechos que mi hijo Gabriel por el hecho de ser trans”

El día que Cristina Palacios se dio cuenta de que su hija Sara no existía legalmente y que todo eran dificultades a su alrededor por el hecho de ser trans sintió la necesidad de crear una asociación. Así surgió Arelas, una asociación gallega formada por familias que tienen algo en común: una hija, hijo o hije trans. Dieron sus primeros pasos en julio de 2015. Hoy, ya son más de 60 familias asociadas.

Se dedican a informar, asesorar, acompañar y orientar, tanto a familias con personas trans como a menores sin acompañamiento familiar. Además, crean lugares de encuentro a través de WhatsApp, como el que gestiona Cristina Palacios (presidenta y madre de Sara): “En mi grupo son 84 menores trans. Es una manera de estar en contacto con otros menores y compartir experiencias, vivencias y, a veces, dolor”, cuenta.

Y es que lo que más llega a las puertas de Arelas son menores sin ningún tipo de acompañamiento familiar, algo que dificulta todavía más el camino de estas y estos menores por ser reconocidos como realmente son.

“Lo que más nos preocupa ahora es la cantidad de menores que nos llegan buscando ayuda y comprensión porque sus familias no quieren saber nada de la cuestión. Un menor sin su familia no es nada, no va a poder activar el protocolo educativo, no va a poder solicitar el cambio de nombre…”, explica Cristina.

Por eso, conseguido el Protocolo Educativo de Identidad de Género, desde la asociación persiguen una nueva meta: “la autodeterminación de todos los menores trans”. Es decir, que ellos y ellas puedan iniciar estos procesos sin necesidad de la intervención de sus tutores legales, algo muy importante teniendo en cuenta que, en muchos casos, no existe este respaldo.

Aunque, desde la asociación, también intentan mediar con las familias. “Siempre intentamos mediar con ellas o, con permiso del menor, nos ponemos en contacto con el orientador del centro educativo. El protocolo de identidad de género dice que los orientadores tienen que mediar con la familia cuando esta no apoya”, comenta la presidenta.

Una labor que, a veces, es complicada puesto que “muchos menores justifican ciertas violencias en casa hacia ellos, renunciando a sus derechos”. Por suerte, el trabajo de asociaciones como Arelas ha provocado grandes avances a nivel social y educativo. Tanto es así que hoy se habla de transexualidad y diversidad afectivo-sexual más que nunca, reduciéndose la transfobia y aumentando la autoaceptación de las personas trans.

“La aceptación tiene que ver con la transfobia con la que convives cada día. Si vives con personas que te hacen ver cada día que ser trans en malo, te lo acabas creyendo. Pasa lo mismo con la gordofobia, ¿tú rechazas tu cuerpo por estar gordo o porque cada día te hacen ver que estar gordo está mal?”, apunta Cristina.

De ahí la importancia del respaldo familiar y del entorno, porque no hay mayor discriminación que que tu familia no te quiera.

Desde Arelas lo tienen claro, “muchas familias no están preparadas para tener un hijo LGTBI”. Por eso, Cristina Palacios recuerda a las familias que tener un hijo no es una cosa a la carta: “Cuando decides tener un hijo lo decides con todas las consecuencias. Implica quererlo, aceptarlo, acompañarlo tal y como es y no como te gustaría que fuera”.

Algo que, esperemos, no haya que seguir recordando más.

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