Educadores/as sociales se preguntan: ¿Acaso dejan a una abogada presentarse a las oposiciones de Educación Infantil?
Vivimos en una sociedad muy acostumbrada a “mirar para otro lado”. Pero, ¿quién sería capaz de hacerlo teniendo la herramienta para cambiar el mundo delante de sus narices?
Esta es la pregunta que se hacen muchas de las personas dedicadas a la Educación Social en nuestro país. Educadores y educadoras que se ven obligados a enfrentarse día a día a un reto casi tan complicado como su trabajo: que se les valore como profesionales.
Pero, ¿qué es la Educación Social?
“Para mí la Educación Social es la vida misma, el día a día cotidiano. Desde algo tan básico como dar las gracias a una camarera cuando te pone un café, hasta la postura que adoptas cuando tomándote una caña con tus amigos alguien hace un comentario machista. Aunque, la educación social también es un camino para saber reír bien, llorar bien o gritar bien. Es ayudar a no disfrazar los sentimientos”, explica David Espiñeira (educador social).
David es gallego, pero vive en Euskadi. Él, como muchos, tuvo que marcharse de Galicia para poder trabajar en algo que nunca decidió hacer: “creo que estaba destinado a serlo, no lo escogí, simplemente soy educador”. Igual que Nerea Novo, una educadora que trabaja con menores en situación de riesgo social y/o desprotección. Para ella, la mayor dificultad llegó cuando acabó la carrera:
“Siendo educadora social, hay dos opciones: trabajar en la privada o hacer oposiciones. En la privada hay muy pocos puestos, pues sólo contratan lo imprescindible. En la pública, tienes que ir a oposición. ¡Y nos encontramos con la sorpresa de que cualquier profesional puede presentarse a las oposiciones de educador o educadora! psicólogas, sociólogas, o incluso formaciones que nada tienen que ver con nuestra profesión. ¿Acaso dejan a una abogada presentarse a las oposiciones de Educación Infantil?”, cuenta Nerea.
Algo de lo que lo que también se queja María González Otero, educadora e integradora social. Para María esto significa “unha falta de respecto, de valor e de coñecemento dun ámbito necesario de ser valorado”.
“A miúdo, queren facernos contratos de monitorado para pagar menos ou trátannos como coidadores/as e os contratos que soen aparecer son temporais”, comenta María. Además, asegura que el primer sector recortado siempre es el de servicios sociales, pero tiene una cosa clara: “Non se paran a pensar que canto máis se inverta neste ámbito, á larga, máis abaratarán en moitos outros aspectos. Máis educación é igual a menos violencia, menos delincuencia e, en definitiva, unha sociedade máis produtiva e mellor como colectividade”.
Y es que, la Educación Social, no solo es un sector invisible para las administraciones, sino que es un ámbito muy desconocido para el conjunto de la sociedad. Marta Chas, estudiante de Educación Social, asegura que la mayoría de las personas con las que se ha encontrado piensan que los educadores son “esa gente que ayuda a los demás”. “Mi abuela opina que pierdo el tiempo y que cuando acabe Educación Social estudiaré una carrera ‘de verdad’”, cuenta Marta.
Sin embargo, todas estas dificultades a las que se enfrentan los educadores y educadoras acaban compensándose gracias a los pequeños grandes momentos que les hace vivir su trabajo.
Nerea, recuerda con cariño una experiencia que vivió cuando aún era estudiante y trabajaba como voluntaria en un hogar de personas en riesgo de exclusión: “Había un matrimonio con el que yo tenía muy buena relación. Tras un tiempo, salieron del hogar y un día me llamaron para invitarme a su nueva casa a tomar un café. No puedo describir la felicidad que sentí al verlos poniéndome un desayuno en la mesa”.
Tal vez esa, la capacidad para ser feliz con los “éxitos” de los demás es la clave para ser un buen profesional. O tal vez no, tal vez sea esa capacidad de trabajo en equipo que resalta María: “Eu sempre parto de que cada persoa é diferente e ten características especiais que a fan única como ferramenta de traballo. Por isto, a capacidade de traballo en equipo para complementármonos unhas con outras é imprescindible”.
Sea cuál sea, hay algo en lo que coinciden de forma unánime y que explica David de forma muy clara: “Tiene que haber una apuesta real por la ciudadanía, y esa apuesta pasa por dotarla de educación, y no solo de la educación reglada a la que estamos acostumbrados”.
La visión de la educación social está cambiando, pero aún queda un largo camino por recorrer. El primer paso está en nuestras manos, dejar de “mirar para otra lado” y empezar a “querer cambiar el mundo”.
2 comentarios sobre “Educadores/as sociales se preguntan: ¿Acaso dejan a una abogada presentarse a las oposiciones de Educación Infantil?”
Divulgar la importancia de su trabajo es el primer paso a su reconocimiento. Que bien que alguien nos lo cuente.
Gracias por dar voz a esta profesión tan invisibilizada y que, cada vez se hace más necesaria ♥️